¿Qué estoy haciendo yo, para cambiar la realidad de mi país?
Bueno.
Después de la nota que escribí sobre mi negación hacia algunas de las actividades de Techo, creo que es más que oportuno compartir lo que estoy haciendo yo, para cambiar la realidad de mi país.
Yo nunca pensé que mi generación no sea una generación comprometida con el bienestar y la prosperidad de mi país. Lo que pensé es que no nos había llegado el momento, que teníamos 15 o 16 años y que nuestras voces todavía no tenían peso.
Ahora, que ya pasamos de los 18 y superamos la barrera de los 20 (algunos de los 25), ya tenemos más agallas para decirle a la sociedad lo que no nos gusta. Tenemos la voz más ronca y más aguda para decirle a nuestros presidentes que las cosas que están haciendo, las están haciendo "pero bien mal". Tenemos la fuerza y el coraje para decirle a la sociedad que está equivocada, y nos creemos los "superman" con "súper ideas" que nuestros escazos 3 a 5 años de universidad nos han fomentado.
Ahora sí, ahora estamos tomando las riendas. Ahora si estamos demostrando que estamos comprometidos. Nunca dejamos de estarlo, solo nos estábamos capacitando para poder hacer las cosas mejor.
En 2004, antes de entrar a la U (o E) me fui a hacer un "año de servicio" a una comunidad rural en Sonsonate, que se llama San Ramón, en el municipio de San Antonio del Monte.
Un año de servicio, en mi religión - la Fe Bahá'í - es un tiempo que los jóvenes que recién salimos de bachillerato, o a cualquier edad, damos para servir en comunidades que están en desarrollo.
Usualmente participamos en las actividades de nuestra religión, como reuniones de oración y otras. Pero, más que eso, trabajamos en un proceso de desarrollo sostenible para las comunidades. No hablo con fines económicos, sino de recurso y capacitación. Tenemos varios programas, que están dirigidos a niños, jóvenes, adultos, y prejóvenes. Lo que intentamos es cambiar la forma en que la gente ve su realidad, y presentamos una "aspiracional".
Mi año de servicio, aunque estuvo muy marcado por estas actividades, tuvo un "tinte" diferente, pues tuve la oportunidad de trabajar en una escuela rural, dando clases de valores, moral y cívica, y también en orientación vocacional. También estuve apoyando con refuerzos de matemática, inglés y lenguaje, en un Colegio Bahá'í y haciendo otras actividades que no estaban relacionadas con mi religión directamente.
Lo impactante de este año, en el que dormí en colchonetas, con pulgas, culebras, sapos, hormigas, alacranes, que caminé bajo la lluvia, mojándome, con el lodo hasta las rodillas, en el que metí un zapato en el río, en el que subía la montaña en camiones llenos de gente, con mi gran mochila llena de ropa, y materiales para mis clases; lo más impactante, fue la gente.
Conocí una gente con una visión del mundo en el que les "tocaba ser pobres", no era su elección, era su "destino".
No digo, ni quiero creer que fue nuestro trabajo lo que cambió su perspectiva de la vida. pero sí cambió completamente la mía.
Ellos, al final del tiempo, tomaron las riendas de su comunidad. Se decidieron a hacer ajustes en su realidad, y a empezar a caminar por su propia cuenta. Dejaron de ser dependientes de ayuda, e iniciaron un camino hacia la superación. Qué emocionante ver que empezaron a ser emprendedores. A buscar una salida de su pobreza, y comenzaron a abrir pequeños negocios, pero importantes y representativos. Unos lograron comprar su carro, otros mejorar sus casas. Algunos mejoraron sus negocios, y hoy, aunque no quieren salir de su cantón, están enfocados en que quieren superar su situación de pobreza.
Estos visionarios, cambiaron 1 única cosa. Cambiaron el "NOS TOCA SER POBRES", por un "YA NO QUEREMOS SER POBRES, QUEREMOS SER PRÓSPEROS".
Me gustaría creer que fueron nuestras largas pláticas, y nuestros ánimos los que los impulsaron a tomar esas decisiones. Quizá. Pero estoy muy seguro que fue las ganas de Servir a su propia comunidad las que alentaron a estas personas a hacer algo por ellos, y a cambiar su visión de la vida.
Pero esa no es toda la historia. Yo me regresé y empecé a estudiar. Ellos siguieron con sus empresas, y sus vidas. Nos visitamos de vez en cuando para contarnos como les va. Ellos están creciendo y tomando decisiones más importantes. Comprando terrenos y haciendo cosas grandes por su comunidad. Seguramente van a solicitar ayuda a otras entidades, pero, ya no van a ser Receptores de ayuda, van a ser Canalizadores de Recursos.
Nuestro trabajo ahí, fue inspirar a las personas con las que trabajamos, a cambiar su realidad, a ver la vida desde una perspectiva diferente, a luchar por un ideal Y A ALCANZARLO.
Hoy, no estoy en una comunidad rural. Tampoco estoy ayudando a gente a crear negocios, y a platicar con ellos sobre una visión de la vida más próspera y más productiva. HOY ESTOY TRABAJANDO CON PREJÓVENES.
Los prejóvenes, son los jovencitos entre 12 y 15 años, que, por situarse en edades conflictivas, están desatendidos por la mayoría de sectores sociales, colocándolos en situaciones de riesgo.
El año pasado, como uno de nuestros sueños, una amiga y yo, decidimos abrir un grupo para prejóvenes (o grupo prejuvenil) en la Casa de la Cultura de Santa Tecla. Nos dijeron que sí, hasta la 3 vez que insistimos. Seguramente, la directora, pensó que pronto ibamos a olvidarnos del programa y que entonces no iba a necesitar que siguieramos ahí. Nosotros invitamos a un montón de prejóvenes de las escuelas aledañas, y también a prejóvenes en los mercados, en los parques y en las plazas.
Con un programa diseñado internacionalmente, con experiencia de varias fundaciones a nivel internacional, empezamos estos grupos. Nuestro principal enfoque es EL SERVICIO COMUNITARIO, y su valor agregado, el aprendizaje integral. Pues este programa se maneja con base a libros y actividades, que refuerzas sus capacidades. Nosotros también estamos aprendiendo a usar este programa, y al igual que ellos, descubriendo nuestros talentos y capacidades para ponerlos en práctica en el servicio a nuestra comunidad.
Con ellos, cumpliremos 1 año trabajando. Yendo de viernes a viernes a nuestras reuniones, dónde compartimos experiencias y aprendizajes y fomentamos valores. Creemos en que un aporte a la sociedad, por muy pequeño que sea, es significativo para nuestras vidas. Por eso hacemos actos pequeños de servicio primero, para prepararnos para hacer contribuciones más complejas en el futuro.
Ellos han aprendido a leer mejor, a pronunciar mejor sus palabras, a tener mejor orotografía. Han aprendido que es más fácil botar la basura en su lugar que recogerla del suelo cuando se acumula. Han aprendido a respetar a los mayores simplemente por admiración, porque se lo merecen, porque han interactuado con ellos. Han descubierto sus talentos y están trabajando por descubrir cómo ponerlos en práctica.
Estoy bien seguro que aunque después venga otro a trabajar con ellos, el aporte que yo he hecho ha sido significativo, porque he descubierto con ellos algunos de mis talentos, y porque me he puesto a trabajar con ellos y aprender con ellos, que hay que realizar aportes significativos a la sociedad. Esto es un hecho trascendental.
Es una forma en conjunto de cambiar el pensamiento, y de realizar una transformación colectiva, de generar un nuevo impulso y un nuevo espíritu en una comunidad que está perdiendo la batalla en el consumismo y la violencia. Es sembrar una nueva visión de sociedad, en la que se puede compartir y generar cosas nuevas que sean de alto impacto y de grandes resultados.
No es apelar a su situación, es descubrir una nueva situación en la que quiero estar y buscar la forma de colocarme ahí, a través de mis propios medios, y descubriendo mis talentos y capacidades para lograrlo. Es potenciando sus fortalezas y amenguando sus debilidades. Es realizando contribuciones que sean pequeñas, pero significativas.
Estoy seguro que si este modelo, ahora en escala, puede reproducirse en otras comunidades, va a generar resultados positivos en toda la sociedad.
Primero, porque va a sacar de riesgo a los jóvenes y prejóvenes y les permitirá hacer cambios positivos en sus vidas y en su entorno. Segundo, porque va a permear una visión de sociedad enfocada en el desarrollo personal y colectivo, donde el servicio será el motor de crecimiento, y los beneficios van a ser directos.
Este, es un trabajo que estamos haciendo unos pocos, en pocos lugares.
Pero sin duda, generará grandes cambios, para nosotros y para las comunidades donde trabajamos.
A esto me dedico todos los viernes, casi sin falta, para realmente estar comprometido con mi comunidad y con mi país. Para dejar una huella positiva y de alto impacto. Para ser la punta de lanza de una nueva generación que acarreará una visión constructiva y generadora de prosperidad en el mediano y largo plazo. Es lo que yo estoy haciendo para sentir que estoy contribuyendo positivamente a la humanidad.
Invito a todo el que esté interesado, a que venga con nosotros una tarde a la Casa de la Cultura, y que pueda ver de qué manera estamos aprendiendo a cambiar el mundo, con nuestros talentos y capacidades, de una forma pacífica y sin hacer bulla ni escándalo. Es la nueva sociedad que buscamos, creada por nosotros mismos. Que venga, que aprenda, que potencie sus capacidades y que entonces también se convierta en generador de cambios.
Todos podemos hacerlo. Es solo cuestión de voluntad. De amor, de entrega, de cariño, de confianza. No es poner nuestro esfuerzo en una alegría pasajera. Es hacer cambios y ajustes para toda la vida. Es construir una nueva visión de país. Es tener un por qué luchar. Es tener un hoy y un después. Es tener motivo, razón y saber manejar las circunstancias. Es promover el servicio como agente catalizador.
Eso es lo que yo hago. Ahora. ¿qué vas a hacer vos para dejar una huella trascendente?
Después de la nota que escribí sobre mi negación hacia algunas de las actividades de Techo, creo que es más que oportuno compartir lo que estoy haciendo yo, para cambiar la realidad de mi país.
Yo nunca pensé que mi generación no sea una generación comprometida con el bienestar y la prosperidad de mi país. Lo que pensé es que no nos había llegado el momento, que teníamos 15 o 16 años y que nuestras voces todavía no tenían peso.
Ahora, que ya pasamos de los 18 y superamos la barrera de los 20 (algunos de los 25), ya tenemos más agallas para decirle a la sociedad lo que no nos gusta. Tenemos la voz más ronca y más aguda para decirle a nuestros presidentes que las cosas que están haciendo, las están haciendo "pero bien mal". Tenemos la fuerza y el coraje para decirle a la sociedad que está equivocada, y nos creemos los "superman" con "súper ideas" que nuestros escazos 3 a 5 años de universidad nos han fomentado.
Ahora sí, ahora estamos tomando las riendas. Ahora si estamos demostrando que estamos comprometidos. Nunca dejamos de estarlo, solo nos estábamos capacitando para poder hacer las cosas mejor.
En 2004, antes de entrar a la U (o E) me fui a hacer un "año de servicio" a una comunidad rural en Sonsonate, que se llama San Ramón, en el municipio de San Antonio del Monte.
Un año de servicio, en mi religión - la Fe Bahá'í - es un tiempo que los jóvenes que recién salimos de bachillerato, o a cualquier edad, damos para servir en comunidades que están en desarrollo.
Usualmente participamos en las actividades de nuestra religión, como reuniones de oración y otras. Pero, más que eso, trabajamos en un proceso de desarrollo sostenible para las comunidades. No hablo con fines económicos, sino de recurso y capacitación. Tenemos varios programas, que están dirigidos a niños, jóvenes, adultos, y prejóvenes. Lo que intentamos es cambiar la forma en que la gente ve su realidad, y presentamos una "aspiracional".
Mi año de servicio, aunque estuvo muy marcado por estas actividades, tuvo un "tinte" diferente, pues tuve la oportunidad de trabajar en una escuela rural, dando clases de valores, moral y cívica, y también en orientación vocacional. También estuve apoyando con refuerzos de matemática, inglés y lenguaje, en un Colegio Bahá'í y haciendo otras actividades que no estaban relacionadas con mi religión directamente.
Lo impactante de este año, en el que dormí en colchonetas, con pulgas, culebras, sapos, hormigas, alacranes, que caminé bajo la lluvia, mojándome, con el lodo hasta las rodillas, en el que metí un zapato en el río, en el que subía la montaña en camiones llenos de gente, con mi gran mochila llena de ropa, y materiales para mis clases; lo más impactante, fue la gente.
Conocí una gente con una visión del mundo en el que les "tocaba ser pobres", no era su elección, era su "destino".
No digo, ni quiero creer que fue nuestro trabajo lo que cambió su perspectiva de la vida. pero sí cambió completamente la mía.
Ellos, al final del tiempo, tomaron las riendas de su comunidad. Se decidieron a hacer ajustes en su realidad, y a empezar a caminar por su propia cuenta. Dejaron de ser dependientes de ayuda, e iniciaron un camino hacia la superación. Qué emocionante ver que empezaron a ser emprendedores. A buscar una salida de su pobreza, y comenzaron a abrir pequeños negocios, pero importantes y representativos. Unos lograron comprar su carro, otros mejorar sus casas. Algunos mejoraron sus negocios, y hoy, aunque no quieren salir de su cantón, están enfocados en que quieren superar su situación de pobreza.
Estos visionarios, cambiaron 1 única cosa. Cambiaron el "NOS TOCA SER POBRES", por un "YA NO QUEREMOS SER POBRES, QUEREMOS SER PRÓSPEROS".
Me gustaría creer que fueron nuestras largas pláticas, y nuestros ánimos los que los impulsaron a tomar esas decisiones. Quizá. Pero estoy muy seguro que fue las ganas de Servir a su propia comunidad las que alentaron a estas personas a hacer algo por ellos, y a cambiar su visión de la vida.
Pero esa no es toda la historia. Yo me regresé y empecé a estudiar. Ellos siguieron con sus empresas, y sus vidas. Nos visitamos de vez en cuando para contarnos como les va. Ellos están creciendo y tomando decisiones más importantes. Comprando terrenos y haciendo cosas grandes por su comunidad. Seguramente van a solicitar ayuda a otras entidades, pero, ya no van a ser Receptores de ayuda, van a ser Canalizadores de Recursos.
Nuestro trabajo ahí, fue inspirar a las personas con las que trabajamos, a cambiar su realidad, a ver la vida desde una perspectiva diferente, a luchar por un ideal Y A ALCANZARLO.
Hoy, no estoy en una comunidad rural. Tampoco estoy ayudando a gente a crear negocios, y a platicar con ellos sobre una visión de la vida más próspera y más productiva. HOY ESTOY TRABAJANDO CON PREJÓVENES.
Los prejóvenes, son los jovencitos entre 12 y 15 años, que, por situarse en edades conflictivas, están desatendidos por la mayoría de sectores sociales, colocándolos en situaciones de riesgo.
El año pasado, como uno de nuestros sueños, una amiga y yo, decidimos abrir un grupo para prejóvenes (o grupo prejuvenil) en la Casa de la Cultura de Santa Tecla. Nos dijeron que sí, hasta la 3 vez que insistimos. Seguramente, la directora, pensó que pronto ibamos a olvidarnos del programa y que entonces no iba a necesitar que siguieramos ahí. Nosotros invitamos a un montón de prejóvenes de las escuelas aledañas, y también a prejóvenes en los mercados, en los parques y en las plazas.
Con un programa diseñado internacionalmente, con experiencia de varias fundaciones a nivel internacional, empezamos estos grupos. Nuestro principal enfoque es EL SERVICIO COMUNITARIO, y su valor agregado, el aprendizaje integral. Pues este programa se maneja con base a libros y actividades, que refuerzas sus capacidades. Nosotros también estamos aprendiendo a usar este programa, y al igual que ellos, descubriendo nuestros talentos y capacidades para ponerlos en práctica en el servicio a nuestra comunidad.
Con ellos, cumpliremos 1 año trabajando. Yendo de viernes a viernes a nuestras reuniones, dónde compartimos experiencias y aprendizajes y fomentamos valores. Creemos en que un aporte a la sociedad, por muy pequeño que sea, es significativo para nuestras vidas. Por eso hacemos actos pequeños de servicio primero, para prepararnos para hacer contribuciones más complejas en el futuro.
Ellos han aprendido a leer mejor, a pronunciar mejor sus palabras, a tener mejor orotografía. Han aprendido que es más fácil botar la basura en su lugar que recogerla del suelo cuando se acumula. Han aprendido a respetar a los mayores simplemente por admiración, porque se lo merecen, porque han interactuado con ellos. Han descubierto sus talentos y están trabajando por descubrir cómo ponerlos en práctica.
Estoy bien seguro que aunque después venga otro a trabajar con ellos, el aporte que yo he hecho ha sido significativo, porque he descubierto con ellos algunos de mis talentos, y porque me he puesto a trabajar con ellos y aprender con ellos, que hay que realizar aportes significativos a la sociedad. Esto es un hecho trascendental.
Es una forma en conjunto de cambiar el pensamiento, y de realizar una transformación colectiva, de generar un nuevo impulso y un nuevo espíritu en una comunidad que está perdiendo la batalla en el consumismo y la violencia. Es sembrar una nueva visión de sociedad, en la que se puede compartir y generar cosas nuevas que sean de alto impacto y de grandes resultados.
No es apelar a su situación, es descubrir una nueva situación en la que quiero estar y buscar la forma de colocarme ahí, a través de mis propios medios, y descubriendo mis talentos y capacidades para lograrlo. Es potenciando sus fortalezas y amenguando sus debilidades. Es realizando contribuciones que sean pequeñas, pero significativas.
Estoy seguro que si este modelo, ahora en escala, puede reproducirse en otras comunidades, va a generar resultados positivos en toda la sociedad.
Primero, porque va a sacar de riesgo a los jóvenes y prejóvenes y les permitirá hacer cambios positivos en sus vidas y en su entorno. Segundo, porque va a permear una visión de sociedad enfocada en el desarrollo personal y colectivo, donde el servicio será el motor de crecimiento, y los beneficios van a ser directos.
Este, es un trabajo que estamos haciendo unos pocos, en pocos lugares.
Pero sin duda, generará grandes cambios, para nosotros y para las comunidades donde trabajamos.
A esto me dedico todos los viernes, casi sin falta, para realmente estar comprometido con mi comunidad y con mi país. Para dejar una huella positiva y de alto impacto. Para ser la punta de lanza de una nueva generación que acarreará una visión constructiva y generadora de prosperidad en el mediano y largo plazo. Es lo que yo estoy haciendo para sentir que estoy contribuyendo positivamente a la humanidad.
¿Qué son los grupos prejuveniles? from Mauxito Lemus on Vimeo.
Invito a todo el que esté interesado, a que venga con nosotros una tarde a la Casa de la Cultura, y que pueda ver de qué manera estamos aprendiendo a cambiar el mundo, con nuestros talentos y capacidades, de una forma pacífica y sin hacer bulla ni escándalo. Es la nueva sociedad que buscamos, creada por nosotros mismos. Que venga, que aprenda, que potencie sus capacidades y que entonces también se convierta en generador de cambios.
Todos podemos hacerlo. Es solo cuestión de voluntad. De amor, de entrega, de cariño, de confianza. No es poner nuestro esfuerzo en una alegría pasajera. Es hacer cambios y ajustes para toda la vida. Es construir una nueva visión de país. Es tener un por qué luchar. Es tener un hoy y un después. Es tener motivo, razón y saber manejar las circunstancias. Es promover el servicio como agente catalizador.
Eso es lo que yo hago. Ahora. ¿qué vas a hacer vos para dejar una huella trascendente?
Comentarios
Creemos que del choque de ideas nace la chispa de la verdad.
Por lo tanto una verdad no debe opacar a otra, deben debatir, contraponerse, oponerse, y entonces, sólo entonces, aparecerá la verdad oculta. La realidad aparente no es sino el cofre de la verdad oculta.