Gane quien gane



Como Bahá'í, no puedo permitir identificarme con uno u otro partido político, No puedo ni debo.
Las razones están expuestas abajo (en este y este post), y hoy, cabe aclarar, que, estando en una coyuntura importantísima, donde quizá haya una alternancia en el gobierno de mi país, creo que es importante aclarar que, ya que no nos identificamos con una fracción política, lo que sí hacemos, es obedecer al gobierno.
Les explicaré por qué.

Bahá'u'lláh hizo la promesa:


¿Acaso alguna vez, oh Rey, te he desobedecido? ¿He transgredido alguna vez alguna de tus leyes? ¿Puede alguno de los ministros que te representaban en Iráq aducir alguna prueba que establezca mi deslealtad hacia ti? ¡No, por Aquel que es el Señor de todos los mundos! Ni por un breve instante Nos rebelamos contra ti ni contra ninguno de tus ministros. Y nunca, Dios mediante, nos sublevaremos contra ti, aunque seamos expuestos a pruebas más severas que ninguna de las que hayamos sufrido en el pasado.

Además dice:

Una vez más, la Lengua del Anciano de Días, desde ésta, la Más Grande Prisión, revela estas palabras que están consignadas en este Pergamino de nívea blancura: ¡Oh vosotros, los bienamados del único Dios verdadero! Trascended los estrechos retiros de vuestros deseos malos y corruptos, avanzad hacia la vasta inmensidad del reino de Dios, y morad en los prados de la santidad y del desprendimiento para que la fragancia de vuestras obras guíe a toda la humanidad al océano de la imperecedera gloria de Dios. Absteneos de ocuparos en los asuntos de este mundo y de todo lo que pertenece a él, o de mezclaros en las actividades de los que son sus jefes visibles.

El único Dios verdadero, exaltada sea Su gloria, ha concedido a los reyes el gobierno del mundo. A nadie se le ha dado derecho de actuar de una manera contraria a las opiniones respetables de quienes tienen autoridad. Lo que Él ha reservado para Sí son las ciudades de los corazones de los hombres; y los amados de Quien es la Verdad Soberana son en este Día como sus llaves, Quiera Dios que todos ellos sean capacitados para abrir, mediante el poder del Más Grande Nombre, las puertas de estas ciudades. Esto es lo que significa ayudar al único Dios verdadero, tema al que se ha referido en todos Sus Libros y Tablas la Pluma de Quien hace que rompa el alba.

Por su parte, 'Abdu'l-Bahá expone:

Además, se requiere que todos y cada uno muestren obediencia, sumisión y lealtad a su propio gobierno.


Hoy en día ningún Estado en el mundo se halla en situación de paz y tranquilidad, pues la seguridad y la confianza se han desvanecido de entre la gente. Tanto gobernados como gobernantes están en peligro por igual. El único grupo de gente que en la actualidad se somete pacífica y lealmente a la leyes y ordenanzas del gobierno, y que actúa honesta y francamente con los demás, no es otro que esta comunidad agraviada [i.e. La Fe Bahá'í].

Tal obediencia y sumisión es forzosa y obligatoria para todos, por el Texto explícito de la Belleza de Abhá.

Por tanto, los creyentes, obedeciendo los mandamientos del Único Verdadero, muestran la mayor sinceridad y buena voluntad hacia todas las naciones; y si algún alma actuase contrariamente a las leyes del gobierno, se consideraría a sí misma responsable ante Dios, mereciendo la ira divina y el castigo divino por su pecado e iniquidad.

Y, aclarando aún más el punto, Shoghi Effendi nos recalca:

Que se abstengan de relacionarse, de palabra u obra, con las metas políticas de sus respectivas naciones, con las políticas de sus gobiernos y los esquemas y programas de los partidos y facciones. En tales controversias no deberían asignar culpas, tomar partido o apoyar designios, ni identificarse con ningún sistema que perjudique los mejores intereses de la Camaradería universal que está en su ánimo guardar y fomentar. Que sean conscientes de ello, no sea que se dejen convertir en instrumentos de políticos sin escrúpulos, o dejarse atrapar por los traicioneros dispositivos de los tramadores y pérfidos entre sus compatriotas.

Que modelen sus vidas y regulen su conducta de modo que no pueda acusárseles de clandestinidad, fraude, soborno o intimidación, por infundadamente que sea. Que se alcen por encima de todo particularismo y partidismo, por encima de las disputas, los cálculos nimios, las pasiones transitorias que agitan la faz, y comprometen la atención, de un mundo cambiante.

Es su obligación distinguir, tan claramente como les sea posible, si es necesario con la ayuda de sus representantes elegidos, aquellos puestos y funciones que son de carácter diplomático o político, de aquellos otros que revisten carácter puramente administrativo, y que bajo ninguna circunstancia se ven afectados por los cambios y mudanzas que, en todo país, comportan necesariamente la actividad política y el sistema de partidos. Que reafirmen su determinación inquebrantable de seguir, con firmeza y sin reservas, la senda de Bahá'u'lláh, evitar los entuertos y refriegas inseparables de los afanes del político, y sean dignos agentes de esa Política Divina que encarna el inmutable Propósito de Dios para todos los hombres.

Debería ser inconfundiblemente claro que tal actitud no implica la menor indiferencia hacia la causa e intereses de su propio país, ni supone insubordinación de su parte hacia la autoridad de gobiernos reconocidos y establecidos. No constituye tampoco un repudio de su obligación sagrada de promover, de la forma más efectiva, los mejores intereses de su gobierno y sus gentes.

Indica el deseo que acaricia todo leal y verdadero seguidor de Bahá'u'lláh de seguir, de una manera desprendida, sin ostentaciones y patriótica, los más elevados intereses del país al que pertenece, y de una manera que no suponga desviación de los altas normas de integridad y veracidad vinculadas a las enseñanzas de su Fe.

Ahora bien.
Creo que queda bastante claro, que como bahá'í, tengo y debo aceptar a cualquiera de los candidatos que llegase a la presidencia de mi país. Por mucho que considere que uno u otro sistema es más "adecuado" no debo considerar que uno sea "la solución".

Lo he dicho y lo repetiré, NADA, SINO UN PROFUNDO CAMBIO ESPIRITUAL ES LO QUE LA HUMANIDAD, NO SÓLO EL SALVADOR, NECESITA.
Y esa transformación espiritual, dará paso a una nueva conciencia colectiva.
NO SON LOS PARTIDOS POLÍTICOS, NO SON LOS CANDIDATOS, ES EL SISTEMA EL QUE HA DEMOSTRADO QUE YA NO FUNCIONA.
Y su ya no funciona, ¿QUÉ HACEMOS CREYENDO QUE TIENE LA SOLUCIÓN?

Les invito a que, así como los bahá'ís lo hacemos, aceptemos de todo corazón a aquel que llegue como presidente, pero más allá, continuemos trabajando en pro de las familias, los niños, por el bienestar común.
Que la unidad prevalezca sobre las diferencias.

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