Review: El Rey Lear

Yo me declaro enemigo de cualquier otro deleite que alcancen los sentidos en su extrema perfección.

Con el consejo del bufón inicio mi ensayo.

Fíjate, abuelo:
Guarda más de lo que enseñas,
di menos de lo que sepas,
presta menos lo que tengas,
más caballo y menos piernas,
si más dicen, menos creas,
sé más cauto en tus apuestas;
vino y putas deja ya
y no pases de tu puerta,
y verás que tienes más de veinte en cada veintena.

Me parece que Shakespeare, más que retratar el tiempo en el que se sumergía el país, retrataba la realidad de su propia vida, sus deseos, sus codicias, sus anhelos, su voz reprimida, y exaltaba lo que ninguno se atrevía a exaltar.

De modo que cada personaje tenía un sentido real, una visión de lo que pasaba, una cierta representación de algún personaje de la vida pública, pero que además, somos nosotros mismos y nuestras actitudes hacia la vida.

Podemos ser El Rey Lear, que la vejez lo alcanzó muy rápido, que se olvidó de traer consigo la sabiduría.
Podemos ser La Condesa de Gloster, que crió cuervos y literalmente le sacaron los ojos.
Podemos ser La Condesa de Kent, quien sudó la calentura ajena, se indignó por lo que pasaba y tomó la justicia en sus manos, tratando de remediar la situación.
De las 3 hijas, podemos ser Regan, quien no se conmovió por lo sucedido, más bien astuta tomó su parte, y huyó de cualquier otra responsabilidad, y con ansias de coger más, batalló hasta la muerte.
Podemos ser Goneril, la hija más Vieja, que tratando de conseguir más, terminó teniendo menos, tratando de hacer daño, se terminó dañando a sí misma.

O podemos ser Cordelia, la dulce y tierna Cordelia, que aún siendo sincera y firme, no obtuvo de su padre alguna herencia o pertenencia, fue desterrada, obligada a casarse, pero aún manteniéndose firme y decidida, tomó las decisiones con recelo, y se propuso a conquistarlo que más amaba, el corazón de su viejo padre.

Como hijos, podemos ser legítimos e ilegítimos. Si somos legítimos, podemos ser Edgar, que aún gozando de posición y estatus, fue lo suficientemente ingenuo e ignorante como para dejarse llevar por las verdades de otros. Siendo ilegítimos, podemos ser Edmundo, que en su posición de bastardo, decidió vengarse del mundo, de su posición despectiva y apoderarse de lo que le convenía, considerando que los fines justifican los medios.

Del resto, podemos ser Curan, quien siendo astuto se mantuvo al margen de las situaciones, y cuando era necesario, ajusticiaba con la verdad, e influenciaba por lo recto y verdadero.
O podemos ser El bufón, quien, a pesar de ser considerado un demente, tenía la posición de un sabio, porque sabiendo lo que le convenía, decidió por ser él mismo, servir a su patrón, estar siempre dispuesto a sus órdenes, y acompañarle hasta el final.
Pero también podemos cambiar la historia, y dejar de ser uno, para ser nosotros mismos.

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