Arévalo... que orgullo Papa!!!

Rafa Arévalo, te admiro bicho... las hacés!
que orgullo ser salvadoreño, y que nos hayás representado dignamente en las olimpiadas!

Transcribo el reportaje de El Faro.net

Arévalo se va de Beijing con la cara en alto

El tenista salvadoreño Rafael Arévalo se dio el lujo de burlar con un globito y tres passing shots al número uno del mundo, el suizo Roger Federer, durante el partido que perdió 6-2 y 6-4 este martes en la segunda ronda del tenis olímpico.

Publicada el 12 de agosto de 2008 - 01:15 p.m. - El Faro

Un Arévalo aparentemente tranquilo y por momentos incluso temerario enfrentó al monstruo del tenis mundial en la cancha principal del complejo tenístico de Pekín, y su contrincante pagó caros algunos descuidos producto, posiblemente, de exceso de confianza. Arévalo ganó el primer punto del partido por un error no forzado del astro suizo, y después hizo su mejor papel para caer con la cara en alto en el partido más importante de su vida.

Aunque Federer nunca estuvo en aprietos, en una jugada del primer set en que había subido a la red a intentar liquidar al salvadoreño, éste lo sorprendió con un globo defensivo perfecto que forzó al suizo a correr atrás y servir la pelota en bandeja para que Arévalo liquidara. La jugada le valió al salvadoreño un nutrido aplauso y gritos de la multitud. El número uno del mundo, desconcertado por unos segundos, recuperó pronto su habitual semblante de apacibilidad.

Entre la multitud destacaban los hinchas de Federer y las banderas suizas. Pero Arévalo, destinado por los números a perder, recibió el apoyo entusiasta del estadio las pocas veces que puso a correr al seis veces ganador de Wimbledon o cuando daba muestras de buena técnica intentando cruzar a su rival. En las graderías, llenas de banderas rojas con la cruz blanca, se asomaba una única bandera salvadoreña agitada por las deportistas Golda Marcus, de natación, y Evelyn García, de ciclismo, las más entusiastas fans del salvadoreño.

El juego, que comenzó poco antes de las 7 de la mañana (hora salvadoreña) y que transmitió el canal 4, arrancó con el punto a favor de Arévalo, pero pronto perdió el servicio. Federer ganó el primer juego y mantuvo su servicio en el segundo para irse arriba 2-0. Tal como predecían todos los libretos.

Pero, aprovechando que enfrente tenía a un Federer que parecía aún dormido, Arévalo comenzó a acomodarse en la cancha y a tomar iniciativa. Logró preservar su servicio en el tercer juego y Federer hizo lo suyo en el cuarto: 3-1. El suizo volvió a romper el saque de Arévalo y se puso arriba 4-1, y luego 5-1. Y cuando todo parecía cantado para que Federer se llevara el primer set, el salvadoreño, número 471 del ránking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), defendió con éxito su saque. Pero luego volvieron los servicios de más de 190 kilómetros por hora de Federer, que cómodamente, en apenas 33 minutos, se embolsó el primer set 6-2.

La mayor parte del juego transcurrió con la tónica de un Federer que lucía excesivamente tranquilo en el fondo de la cancha sin mucha necesidad de correr, y un Arévalo obligado a ir de un lado a otro luchando cada pelota. Fue el salvadoreño, sin embargo, quien sorprendió con la primera subida a la red en el set inicial, un acto arriesgado contra el número 1 de la ATP que le costó caro. De las cinco veces que lo intentó en ese primer set apenas ganó un punto.

Cosa rara -que habla bien de Arévalo, fue el salvadoreño quien tuvo una mejor proporción de buenos servicios en todo el partido, pero especialmente en el primer set. Mientras Arévalo logró colocar el 77% de sus saques, Federer, que parecía dispuesto a dirimir el partido con sus potentes saques y sin correr mucho, sólo pudo hacerlo en el 48% de las ocasiones. Cosa rara también fue que no hubiera una diferencia demasiado grande en la potencia del servicio, pues en tanto el número 1 del mundo despachaba la pelota a una velocidad máxima de 197 kilómetros por hora, el sonsonateco lo hizo hasta a 191 kiómetros por hora.

Se fueron al descanso y Arévalo -con una camisa Nike roja con ribetes blancos en los hombros y con pantaloncillos negros, además de una tobillera en la pierna derecha- y Federer -con su tradicional vincha y una camisa roja con la banderita de suiza en el pecho y pantaloncillos blancos- se sentaron a unos cuatro metros de distancia, pero sin verse las caras y con el árbitro alemán Roland Herfel entre ellos.

El segundo set también lo abrió Arévalo, pero los espectadores disfrutaron de un mejor tenis, con un salvadoreño que logró subir su nivel y que hizo al público disfrutar de los apuros que hizo pasar al suizo en un par de ocasiones.

Arévalo mantuvo su saque y Federer también el suyo, pero el tercer juego fue para el suizo y pareció que el salvadoreño, con su saque roto nuevamente, iba a desplomarse. Pero Arévalo logró defender su servicio en todo el resto del partido. La mejor parte del juego vino cuando estaban 4-3 y servía Federer. La gente gozaba viendo cómo un desconocido irrespetaba al más exitoso tenista profesional hasta el momento, con destellos de gran tenis. Arévalo sorprendió a Federer con dos passing shots consecutivos que hicieron que el suizo se resignara a ver pasar la bola, inalcanzable.

Los gritos subieron hasta el máximo de volumen cuando Arévalo se repuso de un 30-0 y logró emparejar el marcador 30-30 en ese octavo juego del segundo set. Y el delirio saltó al Olympic Green Tennis Center cuando el salvadoreño se fue adelante 40-30, en un break point histórico: un sorpresivo joven imberbe estaba a un solo punto de romper el saque al maestro, al gurú del tenis mundial de la última década, al mejor jugador de la historia. Ese fue el juego en el que Federer tuvo que despertarse -y despeinarse- de verdad y en el que Arévalo mostró que tiene potencial. Pero el surrealismo es eso y las cosas volvieron a su cauce de realidad cuando todos entendieron que el sueño de la ruptura del saque había sido nada más un sueño.

Después de ese 5-3, Arévalo volvió a defender su servicio y luego Federer, ya en franca actitud de despachar el partido, sirvió tres aces de los siete que metió en todo el encuentro. Arévalo pagó cara su inconsistencia, cometiendo demasiados errores en un partido tan memorable para él como para el olvido de Federer. A pesar de la facilidad con que el suizo se agenció el boleto a octavos de final, Arévalo se paró durante ochenta minutos intentando jugar de tú a tú con su ídolo y, al final, le ganó seis juegos, tres más de los que todo un campeón, el australiano Leyton Hewitt, logró arrancarle este mismo día al próximo número uno del mundo, Rafael Nadal.

El salvadoreño se despidió de Beijing 2008 con la cara en alto, ante un público que habrá gozado por segundos el morboso sueño de ver caer a un dios, aunque fuera tan solo en un parcial. Un 6-2, 6-4 digno, mucho mejor del que la mayoría imaginaba. Y una olimpiada para el resto de su vida, en la que ganó merecidamente su partido de primera ronda frente al coreano Hyung Talk Lee, que ocupa la casilla 97 en el ranking mundial, para después despedirse frente al más grande de todos los tiempos.

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