Una verdad incómoda

(o lo que yo llamaría un agradecimiento a la tierra)
[el siguiente es un ensayo que preparé para mi clase de ecología humana]

Me parece un verdadero reto el eliminar la cantidad de contaminantes a la atmósfera, pero se puede. Se puede porque el ser humano siempre que se ha propuesto algo, puede lograrlo. Logró el Internet, logró volar, logró comunicarse, logró escribir, logró hablar, logró todo lo que para nosotros es normal o común, haciendo grandes esfuerzos pero lo logró.

Una verdad incómoda, por cierto no me parece el mejor título para un documental de concientización porque de entrada se vuelve pesado y pone a las audiencias en su contra, es un documental que trata de explicar los efectos del calentamiento global en la vida de la humanidad, pero también cómo ésta debe responder al llamado de la madre tierra de dejar de hacerle daño.

Puedo resaltar 3 puntos importantes de la discusión y el planteamiento del Sr. Al Gore:
1. El efecto del cambio del clima
2. El poder de cambiar
3. El querer hacerlo

No es igual el clima de hace muchos años al de hoy, así como la inteligencia humana no era igual hace poco menos de 100 años, pero ambas cosas tienen un punto en común (o un punto de encuentro) ambos parecen haberse encontrado y en vez de caminar juntos, ahora avanzan por caminos opuestos pero paralelos.

El calentamiento global es un problema que venimos afrontando desde hace varios años, y es una situación que se agrava constantemente, cada día, cada minuto, cada segundo, y es nuestro deber hacer ¡¡¡¡¡ALGO!!!!!

¿Pero qué podemos hacer?... o mejor dicho ¿Qué debemos dejar de hacer?
Primero debemos cambiar nuestra mentalidad, darnos cuenta que somos parte de la madre tierra y no es la tierra la que nos pertenece...

Cito unos extractos de la carta del Gran Jefe Indio de Seattle:

“Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas como la sangre que une a una familia.”
“Estas tierras son sagradas para nosotros. El agua centelleante que corre por los ríos y esteros no es meramente agua sino la sangre de nuestros antepasados... tendréis que recordar que ellas son sagradas y deberéis enseñar a vuestros hijos que lo son y que cada reflejo fantasmal en las aguas claras de los lagos habla de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo.”
“ El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si os vendemos nuestras tierras, deberéis recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y hermanos de vosotros; deberéis en adelante dar a los ríos el trato bondadoso que daréis a cualquier hermano.”
Tenemos que estar concientes de que somos hijos de una madre que está muriendo, pero lo peor de todo, es que nosotros la estamos matando, y más allá de ello, tenemos en nuestras manos la cura.
Tenemos que entender eso, tenemos que decirle al mundo, tenemos que hacerlo y no esperar a que nuestra sagrada madre nos lo recuerde.

(mientras escribía este ensayo utilicé un recurso no renovable de electricidad hidroeléctrica, imprimí con tinta no ecológica, utilicé un monitor sin protección de rayos ultavioleta, las páginas que lo contienen provienen de una selva africana, y muy seguramente parará en la basura, siendo parte de las millones de toneladas de basura que se lanzan a diario, o será quemado generando toneladas de CO2 que suben a la atmósfera) (pero yo espero que no sea así. O por lo menos, que ese daño sirva para no hacer otros más)

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